Ayer
asistí a una conferencia gratuita de un método de Hawai. Es un
saber antiguo para poder sanar y sanar a otros.
Pues
ahí aprendí que hay que vaciar para poder recibir. Lo dicho el
Universo me seguí mostrando a diario el camino para conseguir lo que
anhelo.
Si
estamos llenos de envidia, frustración, ira, tristezas, miedos,
broncas, y resentimientos, no tenemos espacio para que venga lo
nuevo.
Es
como un cuarto, podemos meter una cama, un armario, una mesita de
noche, y poco más.
El
concepto de vacío no sólo es aplicable a la meditación, es para
nuestro día a día.
Puede
que nos cueste asimilar esta nueva idea. Ya que el Universo acepta
nuestras peticiones, todas.
Por
lo tanto si pedir es infinito, ¿cómo es que nosotros somos finitos?
Se
refiere a que lo negativo ocupa el lugar que debería ocupar lo
positivo. Volvemos al ejemplo de la habitación.
Si
yo compro una mesa tendrá que ser una nueva, buena, no rota,
estropeada.
Es
decir el lugar que ocupa lo negativo, es sitio que quitamos a lo
positivo.
Imaginemos
ahora un cuarto vacío, sin nada, solo podremos llenar de cosas que
valgan para un cuarto de dormir.
Si
nos imaginamos ahora una cocina, no podrán ir un armario ropero,
irán cosas, útiles de cocinar.
Así
es el interior humano, tiene muchas estancias, por lo que nuestras
peticiones puede ser infinitas.
Lo
que ocurre es que si odiamos a alguien, le tenemos envidia, rencor,
estamos llenando la habitación o sala que corresponde con útiles
inservibles.
Para
terminar, y que no cunda la la alarma, los pensamientos positivos son
mucho más poderosos que los negativos.
Y
en contra tenemos que estamos más predispuestos a los negativos que
los positivos. Lo cual lleva a que seamos cual centinela que no deja
pasar lo malo.
Que
tengáis un feliz día.
Abrazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario