Ya
regresé de mi viaje con hotel incluido.
La
verdad es que estoy cansado. Pues estuve toda la mañana andando y
parte de la tarde.
Hice
fotos, un centenar, y me traigo a casa unos cuantos recuerdos.
El
Universo me está dando la oportunidad de vivir la vida que quiero.
Lo
próximo sería dar un paso en adelante, viajar en avión.
Salir
de la zona de confort.
Es
muy importante no vivir siempre rodeado de las mismas personas, de los
mismo lugares.
Y
eso me ha ocurrido este Lunes.
Desde
que llegué con el tren a mi destino, me invadió una ola de baja
autoestima, y pensamientos negativos.
El
cuerpo me pedía volver a casa, a no investigar por el pueblo, me
decía que era un inútil y otras lindezas parecidas.
Me
duró hasta las cuatro de la tarde. No tuve más remedio que apretar
los dientes y continuar, mientras cabeza y mente peleaban por
regresar.
Ya
digo, se está muy bien en la habitación de uno, en el pueblo o
ciudad donde vive uno, con los amigos de siempre.
De
esta manera nunca sabremos de lo que somos capaces, ya que tenemos
que ponernos a prueba.
Y
bien, he vuelto al hogar materno y no existe el miedo.
El
miedo es poderoso y juega con nuestras oportunidades y deseos.
Vencerlo
es nuestra mayor prioridad.
Vibrar,
sentir, con el Universo.
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